martes, 9 de septiembre de 2008

Abuelas y abulia...


...es lo que sobraban en aquella masía.
Y es que a pesar de estar en mitad del valle de Espartza, corazón de "Eskual Ternía" tierra de tascos y tascas, aquella casa era una masía. Y había seis abuelas en aquella masía Gabalana en la que habitaban tascos que hablaban gabalán. Y cada una de esas seis abuelas tenía peor caracter que la anterior. Y trataban de ordenar todo el rato la vida de todo el mundo en aquella casa.
Había un problema, además de las seis abuelas Ramira, Begoña, Andresa, Benifucia, Dolores y Motores (si, Motores, que pasa...), además de las abuelas decía, en aquella masía solo vivían Raul y Mercedes, dos fugitivos de la justicia que además eran amantes en secreto.

Secretos, abuelas y abulia.

Hacía tiempo que habían olvidado a quien pertenecía en realidad aquella vivienda, solo recordaban sus vidas a partir del momento que aquellos dos chicos llamaron empapados a su puerta. Hablaban raro, desde luego, pero les parecieron simpáticos, y aunque no recordaban que su masía fuera una especie de refugio rural, y no entendieran tampoco como podía haber una foto de la masía en aquel Folleto que les mostraban los chicos, a pesar de esto pués, les acogieron como las abuelas que eran.

Eran dos universitarios recorriendo la zona investigando el extraño fenomeno del "Hegunsentía" que, por lo que extarjeron las abuelas de la larga y aburrida explicacion de los chicos, debía ser un amanecer, pero en la ancestral lengua de los tascos. A Benifucia le pareció que era muy raro aquello de investigar los amaneceres o cualquier otro fenomeno astronómico o meteorológico en una lengua concreta pero eran tan agradables y quedaban tan bien alli secandose junto al fuego que cuando se reunieron a espaldas de los recién llegados para decidir si se quedaban o habían de irse, y habiendo planteado la abuela Motores una tercera vía consistente en dejarles dormir a prueba una noche y volver a votar al día siguiente, ella votó que se quedaran sin condiciones ni evaluaciones mas allá de pagar la primera semana por adelantado.

Les dieron dos habitaciones contiguas en lo que en un tiempo había sido la cuadra para el ganado, y como explicaron las abuelitas en un rapero discurso que completaron entre todas con pequeños fraseos casi de be-bop, era la mejor pieza de la casa. Caliente en invierno, fresca en verano, sus gruesos muros, la intimidad y la tranquilidad, -has dicho mi frase! - acusa Ramira a Begoña - pero si se te olvida siempre tu frase! - se defiende ésta - chicas, chicas... calma, ¡qué imagen se han de llevar nuestros huespedes! - Es Dolores la que con esta frase devuelve la situación a la normalidad relativa de la historia, parece la lider aunque ejerce discretamente como observa Raul cuchicheando al oido de Mercedes.

Es la primera noche y la pareja no quiere arriesgarse a que les descubran, cada uno se queda en su habitación. Antes de dormir a Raul le parece oir una voz que en lo que a el le llegan como susurros dice así como "cada uno son cuatro latas". Quiere escuchar más, prestar atención, pero una extraña pereza le invade, mas que pereza, casi abulia, se duerme.
Mercedes no oye nada, y se duerme profundamente antes siquiera de que el gas que Raul no ha visto, comience a salir por el respiradero que se encuentra junto a su cama.

La mañana nunca llegó.
Y es que... ¿de donde creiais que salen las latas de anchoas en estos días?

Fin de la primera parte...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Se muriran??? Son las abuelas asesinas??? O Mercedes se encargo de abrir el gas ella misma porque ya no aguantaba caminar??? Y Raul la quiere de verdad? La podra salvar???