viernes, 1 de agosto de 2008

El cabo del miedo...




El cabo del terror, el cabo de creus, tres de la tarde, un seat ibiza blanco traza cada curva al revés, las traza al revés como nuestras cabezas dando vueltas por el mundo surreal y tramuntanero de la sativa y las minivacaciones, las primeras, aquellas que cambiaron el curso de la sociedad occidental moderna.Un nuevo régimen venido desde Persia y aceptado bajo la amenza de la invasión militar, ¿para que pelear?

Un seat ibiza blanco, nos va a matar a todos, bonito paisaje, Cadaqués, y en cualquiera de los posibles modos nos va a acabar llevando este carruaje a través del campo.

No se como puede ser, nunca me había pasado antes, que despues de estar a punto de matarme con tu seat con matrícula de barcelona, aún me sale sonreirte. El cabo asciende a sargento, despues a capitán y acaba de comandante en jefe de las fuerzas armadas, no en vano un zapato y una bota parecen tener más sentido, pero ay!
Amigo murphy, le van a dar a usted dos duros. Esta temporada se llevan los zapatos de tacón con calcetines viejos, es tendencia...

De nuevo el mismo coche, ahora está montando un cisco en mitad de la calle, intenta dar la vuelta pero necesitara treinta y cinco maniobras. Si Salvadór levantara la cabeza estaría orgulloso, siembre le gustó triunfar y vender, hay quien asegura que principios sobre todo, yo no lo se, ni me importa. Lo que me jode es el tubo de escape del maldito coche éste que me está amargando las planchas a la gamba.

Pero vaya, al menos las navajas estaban de muerte y no por indigestas (de momento), se paseaba a gusto y el baño al atardecer en cala abidal lo recordaré siempre aun que sea gracias a las fotos. Me las enseñarán cuando el alzheimer devore las neuronas que no me cepille yo antes en el camino, y si consigo recordar, lloraré de felicidad y de miedo cuando vea el seat ibiza blanco.

miércoles, 30 de julio de 2008

La parte mas importante de los coches

La parte mas importante de los coches, desde todos los puntos de vista , son los intermitentes. Viene y va su luz, aparecen y desaparecen giñando sus ojos a quien quiera mirarlos. Van haciendo pequeños surcos efímeros en el aire indicando los cambios de camino, que como los pequeños cambios de humor en las personas deciden el devenir del futuro inmediato espacial y emocional.
Las ruedas no están mal, pero son sucias y oscuras, no me gustan, dan muchas vueltas para llegar a alguna parte, alguna vez he intentado miralas un rato y casi me parto la crisma, es delicado marearse cuando llevas medio cuerpo fuera del coche. Los asientos tienen alguna utilidad, principalmente el de atrás, algo recuerdo aún.
Y es que yo tuve coche, no uno sino varios, aunque claro está que los tuve secuencialmente y no todos a la vez... me lío.

El último me lo quemaron, me lo quemaron en Madrid, la policia me tranquilizo cuando me dijeron que no tenía que nada que ver que tuviera matricula de Bilbao, ya me parecía raro. Me lo quemaron en la calle Libertad, en Chueca, el día del padre, y lo que mas echo de menos son los intermitentes. Le guste a la gente o no.

Las puertas son lo peor de los coches, te separan de la realidad de fuera, enclaustran a las personas evitando que el aire recuerde a pilotos y marotos lo antinatural de lanzarse a quinientos kilometros por segundo en las autopistas ya sea verano o invierno, llueva o haga sol, llegues pronto o tarde.

La parte mas importante de los coches son los intermitentes, nos protegen de no saber hacia donde girar en cada momento.

Las personas deberíamos llevar intermitentes, asi podríamos ir por la Gran Via sin tener que estar chocando continuamente con la plasta del paraguas, el lector empedernido (y atontado), o la madre que persigue al niño que se mancha de helado persiguiendo a un perro lanudo que lleva unos restos de bigmac en el hocico, ¿no?

Deberíamos hacer tantas cosas que no hacemos...

Deberíamos ser mas prudentes, alimentarnos bien, dormir 7 u 8 horas, hacer ejercicio, no enamorarnos nunca, y llevar intermitentes para no chocar.

Deberíamos...

Pues ya sabes...

Tan facil como llamar. Yo te quiero igual que siempre.

Lo raro es que este mensaje le llegó del fontanero, que habia estado el dia anterior en su casa arreglando un grifo y ya de paso, le había contado que su hijo mayor era defensa central titular del equipo de juveniles del colegio, a él le dió la sensación de que aquel hombre-fontanero más que estar orgulloso de su hijo, se veía ya de agente FIFA reunido con presidentes de clubes de futbol de los que dan dinero y con un mercedes de diplomático. El caso es que le llegó este mensaje de texto de este fontanero que hablaba de su hijo cuando arreglaba grifos, no le dio importancia, pensó que era un error y de hecho asi fué.
Nunca más vió al fontanero y nunca más le contactó de ninguna manera. Vaya mierda de historia, ya, es que estoy desganado, pues vale.