martes, 30 de septiembre de 2008

Des-empleo


Des-cartadas las quejas y la des-esperación…Ya vale de lamernos las heridas des-de luego. Pero, ¿cómo des-cribir a cada momento la des-azón que uno siente al ver des-glosadas nuestras angustias en la correspondencia del banco? Des-astre, des-esperación, des-gana, me siento como un des-capotable des-egunda mano
¿quien viene a des-peñarse en algún pico pirenaico?
Des-cansa, que ya pasará, espero...


No existen las des-pedidas entre ellos, no existen las des-tancias*, sólo existe la paz y el sosiego. Les basta con olerse, verse… escucharse es suficiente para los dos perritos de mi vecina.

Des-pierta del sueño, des-carta lo que fue pero ya no es ni será, des-pide a tu preparador físico, ya no le necesitas. Te mueves con des-treza por el mundo de los sueños, y te gusta tu des-pertador.
Naciste salmón y tu des-tino es ir contra corriente.

Des-de hace tiempo sólo me necesitas a mí como yo a ti, le dijo la sartén al cazo. El cazo le hizo caso y se casó con la sartén, en contra de la opinión de la cazuela cuyos argumentos el tiempo se encargó de des-montar. Había que verla des-haciéndose en pura baba con sus nietos recubiertos de teflón.

Des-caro de querer ser feliz, des-fase y des-control por saber sin lugar a dudas que lo que está siendo es des-carnadamente cierto e inevitable.
¿El que?
Lo que queráis…

Un beso lascivo.

* Nota del autor: Distancias (licencia estética).