miércoles, 8 de febrero de 2012

De conflictos almados y dolores. De corazón.

Insomne y enfadado, asustado y jodido, coño.

Uno de mis hermanos, sociólogo él, me explicó hace tiempo cómo (y cuento veinte) en un postgrado sobre resolución de conflictos habían tratado sobre lo complicado que resulta que dos enemigos que han estado sentados en la misma mesa comiendo, sin hablar de nada mas que de cuestiones homínidas y nunca relacionadas con la cuestión que les enfrenta, resulta complicado insisto, que sigan queriéndose matar.

Vale, entendido.
Suena convincente, pero parece que a veces, y retroproyectado a cuestiones mas de andar por casa, no sé si funciona.

Tengo dos amigos que fueron muy amigos entre si. Y eran tan amigos porque eran tan distintos y tan iguales al mismo tiempo como nunca han sabido entender. Dos desarrollos distintos de un mismo prototipo, dos grandes opuestos, dos grandes tipos, así, yuxtapuestos.
Con sus cosas como todos, no seré yo hombre sin piel, quien en mi esquizofrenia difusa y en mi torpe prosa de puntuación infausta vaya a calificar los egos o los encaframientos de la gente. Cuando vas creciendo aprendes, además, que con el paso del tiempo, las personalidades y las ideas, sobre todo las mas peculiares e íntimas tan solo se acentuan, y no precísamente con tíldes.
Pero yo digo, a la gente hay que quererla por sus defectos.
Y atender las diferencias buscando el encuentro, recuperando la necesidad de apoyo mutuo que para cruzar el portal de casa necesitaron esos dos amigos míos que un día fueron muy amigos entre si. Todos aquellos días de bares, tabaco y discusiones eternas y dispares. Esas discusiones irreconciliables que tanto les hicieron crecer, aunque fuera en direcciones distintas. Esos diálogos que mantenían a la persona por encima del valor de cualquier juicio o confrontación ideológica.
Si quedaran a comer, con sus criaturas (que parece mentira que no pidan un carné, licencia o algo para tener hijos, ya de paso comento así en general) y no hablen mas de lo que hablan los padres de niños pequeños, de las cacas, la seño de la guarde, la increible agilidad mental y capacidad de aprendizaje que tiene su hij@...
Si se quisieran la mitad del cabreo que tienen...
Si yo fuera presidente...