jueves, 29 de abril de 2010

La ultima noche


Linea continua, linea discontinua.
Risas, lágrimas, mas risas que lágrimas, muchas mas, aunque seguro que menos importantes, o no.
Es la última noche, noche de luna llena, como no podía ser de otra manera, que preside dominando mi vista a través del mirador de ésta que ha sido nuestra guarida de energía, de amores sexuales y fraternales y de tantos y tantas momentos y momentas de felicidad.
Un recuerdo dulce, que no me pega nada, a mi me pega estar esta noche aquí hecho polvo, triste por la derrota y no, aquí estoy disfrutando de un torbellino de imágenes de victorias, una marea de sonidos y avalanchas de recuerdos y de olores.
Perfumes de comidas y gentes mundiales y del mundo, vapores de tabaco, de cerveza y de vino, esencia dulce en un precioso estuche moreno...

Sonidos de pasos, caminantes y de baile, bucles programados de pianos melancólicos, vinilos maravillosos, conversaciones y monólogos, de disparadores de cámaras y móviles que hacen fotos, tantas fotos. Y los videos, las entrevistas a las siete de la mañana, y aquellos que borré.

Me encuentro sonriendo por que me doy cuenta de que son sonidos que puedo reproducir en mi interior, son aromas que percibo para siempre, memorias que no me puede quitar mas que el alzheimer o la muerte, que espero que me dejen tranquilo una temporadita aún.

Tantas vivencias, la fiesta de fin de rodaje de Body Caspa al salir de la Paloma con al menos cincuenta personas y que el vecino de abajo no escuchó (ahora que lo pienso cuando yo le vi al día siguiente en la escalera y me saludó simpático tal vez volvía y no había estado en casa de cinco de la mañana a doce o una del mediodía), todas esas comidas, esos desayunos, esos cafés que pasaba por debajo de tu nariz para despertarte, esas pelis con toda esa gente, algunos tan interesantes, tantos amigos, tantas mujeres inteligentes y hermosas, tantas amigas.
Esos discos disfrutando el sol en invierno, con un jerseycito y la calefacción puesta. Esas reuniones...de tantas cosas distintas con tanta gente diversa, de alguna incluso surgió algo, todas sirvieron. Aquí se montó una noche el vestuario de actores y figuración rodando Sing For Darfur, el proyecto colectivo mas bonito en el que unos locos maravillosos nos dieron el privilegio de participar, en éste fantástico santuario de energía que ahora se reinicia y del que sabemos que probablemente perderemos el contacto para siempre , se han vivido muchas historias de personas que son leyenda por haber formado parte de ello.

Los tiempos locos, currar, venir aquí a hablar toda la noche y currar otra vez, tiene pinta de que hoy no dormiré, el que cantaba lo de no-me-toques-las-palmas-que-me-conozco, las noches haciendo música con los ordenatas conectados, una noche incluso estuvo el maestro del templo del caos. Las matis, las comidas en viernes, las siestas en el sofá de desparramarse y las siestas en el mítico biplaza negro que en verano se te pegaba si la piel contactaba directamente con el eskai. Las visitas, un año calculamos que hubo unos veintimuchos o treinta que al menos se quedaron un día. Esa pareja que se declararon su atracción en mi balcón durante una fiesta y que están esperando un hijo, ese acogido temporal que tuvo distintas caras y circunstancias, los dias con mi sobrino...
Los tiempos de paz, de estar todo bien, sonreír a la gente en la calle y de tener todo sujeto por las riendas de la voluntad. De estar aquí y allí, y sentir la felicidad al volver aquí, al llegar a casa.

Ver pasar la luna por estas ventanas cada noche, ¿cuantas lunas llenas? mirala, ahí está por ultima vez.
Tenía que estar llena como lo está el tarro de vida que me llevo de este lugar que no olvidaré.
Me dí cuenta ayer de que hoy habría luna llena, luna llena para esta noche, la última noche.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Jack will be forever in the house, in the body, in the heart, in the soul. Comparto contigo las memorias más dulces del 555 de Gran Vía. De los encuentros y reencuentros. Gracias por todo, Javi. xx

Le Tuk dijo...

Lo mismo digo...
xx