jueves, 19 de febrero de 2009

Amanece...

...que ya está bien.
Llegan momentos que después pasan.

Pasa uno caminando en sus paseos por estados y estadios de animo y afición que le recuerdan que cada día es nuevo, cada nuevo día es genuinamente ingenuo y sincero.

Los zapatos de tacón han vuelto a las pasarelas, es verano y no quieren llevar calcetines de lana.
Mientras, la pequeña vespa negra acumula polvo en un garaje oscuro esperando a que vuelva la primavera y el buen tiempo, tiempo en el que su único dueño verdadero la venga a buscar.
Sus vecinos de parcela la miran con cara de pena, en el fondo todos piensan (la motillo también pero se niega a reconocerlo), casi saben como cierto, que en realidad la orgullosa "scooter" se quedará allí para siempre o hasta que la parcela sea necesaria de nuevo y venga una grúa a llevarla a un desguace, cementerio de almas mecanizadas. Viéndola ahora no se diría que pueda siquiera arrancar su antes fiable motorcito.
Ella, en cambio, en el fondo de su pequeño y dolorido cilindro sabe que si su dueño verdadero viniera a sacarla a pasear, arrancaría a la primera. Podría dar la vuelta al mundo acariciando con la luz de su foco grande y anguloso el asfalto oscuro y suave de su anhelada carretera... sin ni siquiera repostar.

Y amanece cada nuevo día, además para bien de todos, aunque a algunos les (nos) cueste verlo y aún mas reconocerlo. Hay que seguir aunque sea cuesta arriba, si nos desviáramos ahora no disfrutaríamos del llano después. Sólo los picos de las montañas mas altas quedan por encima de los mares de nubes que nos entretienen en los viajes en avión y nos entristecen en las noches que no estamos ebrios.

No nadaré contra la corriente, sólo me canso y acabaré ahogado.

Marea.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Niño, no es la primavera la que falta, si no los papeles, ¿no?
¡A la campana!
bexxxxx